23-04-2024 01:20:42 AM

La otra mafia del poder

Por Jesús Manuel Hernández

 

La única explicación que encuentro sobre los resultados de la “encuesta” donde Enrique Cárdenas quedó fuera de la contienda por la candidatura a gobernador de Puebla en Morena, es que las negociaciones en las alturas, o en lo oscurito, le permitirán al ex gobernador tener el control absoluto para hacer ganar al candidato presidencial en 2018, que por supuesto no será él.

Pareciera, como cuando la sucesión de Mario Marín, que la plaza ha sido negociada en beneficio del candidato de Peña Nieto, con quien Moreno Valle tendría más empatía.

La capacidad para maniobrar con los operadores le permitirá dirigir los votos presidenciales en favor del PRI y los locales a favor de su candidato o candidata, de esa manera su coto de poder quedará asegurado y su alianza con la mafia del poder quedará vigente por seis años.

La llegada de Miguel Ángel Barbosa será un socavón para la figura de López Obrador que con ello perderá la oportunidad de ganarse los votos de los poblanos.

Enrique Cárdenas había abierto las puertas de un sector que dividía seriamente a los morenovallistas y priístas en una franca postura donde la sociedad apostaba por acotar el poder de los políticos y de ver la elección como un mero trámite para asegurarse el botín. Pero no fue así.

La “otra mafia del poder” actuó en congruencia con la opción de repartir y asegurar los cotos de influencia en el país. Bien es sabido que, para llegar a Los Pinos, son necesarios los votos del estado de Puebla, quien los tenga tiene más posibilidades de alzarse con la victoria. Y López Obrador acaba de perder la oportunidad de dividir desde la raíz a la mafia del poder poblano.

Y surgen las preguntas. ¿Lo hizo a sabiendas de las consecuencias o ha sido un error de apreciación de las opciones valederas para rescatar a México de la mafia del poder?

Hace unas semanas durante el convivio de colaboradores del portal e-consulta, Barbosa se sentó en una mesa, ajeno a Enrique Cárdenas quien había captado interés de los asistentes.

Casi al final, Alejandro Armenta se levantó por Barbosa y lo llevó a la mesa de algunos columnistas, fue su primera gestión, se bromeó entre los asistentes, acercar a Barbosa a los críticos.

Barbosa se sentó y dijo a los ahí presentes: “yo estoy con el candidato ganador, este es mi candidato” y se volteó a ver a Alejandro Armenta y luego a Cárdenas a manera de desprecio. Los columnistas soltaron algunas risas, pero Barbosa insistió en sus comentarios en contra de Cárdenas.

¿Qué sabía aquella noche Barbosa que los demás no estaban enterados?

Quizá que la negociación había entrado en proceso y que, al lanzar a Armenta a la cabeza en contra de Cárdenas, él mismo se abría un espacio para presentarse como alternativa.

Un cercano colaborador del morenovallismo no aguantó la tarde del lunes expresar que su jefe estaba muy sonriente y muy contento al enterarse de la caída de Cárdenas y la consolidación de Barbosa.

En fin, Puebla tuvo la oportunidad de cambiar el nivel y la calidad de la propuesta política, de ciudadanizar las acciones de los partidos, pero el peso de “la otra mafia” es superior.

Pero que se puede esperar de la política mexicana, si Claudio X. González, de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, ayer destapó a Pepe Meade como el candidato presidencial.

La mafia del poder continuará al menos seis años más.

O por lo menos así me lo parece.

 

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