Por Jesús Manuel Hernández
El Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción en Puebla ha nacido con problemas genéticos que pronostican la debilidad de su estado de salud. Los expertos prevén graves deficiencias de funcionamiento de sus órganos vitales, enfermedades congénitas irán mermando su estado de salud y lo que pudo haber sido una entidad fuerte, sana, ejemplar, acabará desmoronándose y pasando a ser parte del sistema de complicidades de la política poblana.
A todas luces la composición del órgano facultado por el Congreso del Estado responde a los intereses que permitan seguir ocultando la verdad.
Los nombres presentados a la sociedad poblana por los diputados tienen en el mejor de los casos la buena fe, pero un común denominador los identifica, la mayoría tiene cercanía con el poder del ex gobernador Moreno valle.
Carlos Palafox Galeana fue formado en el ambiente del morenovallismo militar, del ex gobernador y abuelo y del hoy aspirante presidencial, su padre fue su cercano colaborador, el mismo Carlos Jr. no ha demostrado nunca la autonomía de sus actos respecto del poder público en turno.
Luis Cabrera, de la Universidad de la Sierra, representa los intereses de los grupos políticos de Huachinango con la familia Jiménez Morales a la cabeza, en el cuerpo y en los pies.
Alfonso Esparza, de la BUAP, ha sido tolerante los últimos años con el proceder del morenovallismo, y en muchas de sus actuaciones su papel fue destacado por los medios de comunicación también en el entorno de la complicidad con el poder político de Puebla.
José Mata, rector de la Anáhuac, ha sido un topo en el Consorcio de las Universidades Privadas de Puebla al detener muchas de las acciones emprendidas por los rectores de la Ibero y Upaep cuando se trataba de desplegados y manifestaciones públicas para fijar posturas por el abuso de autoridad de Moreno Valle.
Las ausencias de Fernando Fernández Font de la Ibero y Emilio Baños Ardavín de Upaep, fueron promovidas desde la curul del diputado Franco Rodríguez, cooptado del morenovallismo en una clara alusión a demostrar de qué lado masca la iguana en Puebla.
Lástima, el gobernador Antonio Gali tuvo la oportunidad de tender un puente de plata con la sociedad poblana, la que milita en aras de la justicia, la transparencia y la búsqueda de la verdad, ha quedado nuevamente bajo la presión de las fuerzas reales de los grupos de poder que trascienden su periodo de gobierno.
O por lo menos, así me lo parece.
