19-04-2024 11:23:18 AM

La oferta que salvaba dinero y prestigio

Por Valentín Varillas

La sentencia parece ineludible: quienes prestan su nombre para que por debajo del agua se financien equipos de futbol con dinero público, directa o indirectamente, terminan sumidos en importantes crisis financieras y en el más claro desprestigio.

El esquema, invariablemente, se sostiene con alfileres y a la larga arroja rotundos fracasos en materia deportiva, supuesto objetivo principal de quienes manejan los hilos de una franquicia en el circuito de élite del deporte más popular en este país.

Los hermanos López Chargoy no escaparán a tan lamentable sino, pero estuvieron a punto de hacerlo hace apenas un par de años.

En diciembre de 2014, la empresa Wasserman Media Group presentó un atractivo esquema para inyectarle recursos frescos al equipo de futbol Puebla de La Franja.

A través de una serie de reuniones celebradas en la capital del estado, en la que participaron Carlos Hugo y Jesús, además de funcionarios de alto nivel de la representación para América Latina de Wasserman, se puso sobre la mesa una oferta que en el papel parecía inmejorable.

Consistía en inyectarle a la franquicia 2 millones de dólares anuales, por un lapso de 10 años, a través de conseguir patrocinadores de primer nivel para el nuevo estadio de Puebla y el desarrollo de una nueva y agresiva estrategia de marketing, que pretendía amarrar a importantes marcas internacionales cuyos logos aparecerían en el uniforme y ropa de entrenamiento.

Se trataba del camino más viable para la obtención de los anhelados recursos frescos que les permitirían al equipo tener la certeza financiera para planear a mediano plazo un esquema de fortalecimiento en lo deportivo y ser más competitivo.

Para los enormes problemas de descenso que enfrentaba –y sigue presentando- el club, era el equivalente a sacarse la lotería.

No de acuerdo a la lógica de los López Chargoy, quienes no mostraron el menor interés en el ofrecimiento.

Su negativa fue contundente y no quisieron siquiera sentar las bases para abrir canales de potencial negociación.

El acercamiento entre partes se dio porque Wasserman representaba al futbolista norteamericano DaMarcus Beasley y quería saber por qué el club le debía dinero.

Al cierre del 2014, el adeudo era de 200 mil dólares de sueldo y era necesario determinar una estrategia viable orientada a la recuperación de ese dinero.

En este asunto tuvo que intervenir directamente la Federación Mexicana de Futbol, quien consiguió las garantías para asegurar el pago, lo que le permitió a Beasley contratarse con el Dynamo de Houston de la liga estadounidense.

En el tiempo de la oferta, Wasserman Media Group estaba considerada por la revista Forbes como la cuarta empresa de mayor importancia en todo el mundo en el manejo de atletas, figuras del entretenimiento, consultoría corporativa, estrategias de marketing y negociaciones de derechos de transmisión de todo tipo de eventos.

Manejaba las carreras deportivas de más de 400 atletas en el basquetbol y beisbol, cerrando contratos con valor de 2 mil millones de dólares en estos deportes.

En el caso del futbol soccer, tenía los contratos de más de 400 jugadores en la Premier League, La Liga española, La Serie A italiana, La Ligue 1 francesa, la Bundesliga alemana, la Erividisie holandesa y la Major League Soccer de los Estados Unidos.

Es más, a finales de ese año Wasserman poseía los derechos de las transmisiones por televisión, para América Latina, de los partidos del Barcelona y el Manchester United.

El apoyo de este importante grupo hubiera sido importantísimo para el equipo poblano.

La alianza estratégica hubiera permitido la tranquilidad económica necesaria para sentar las bases de una planeación estratégica a largo plazo, condiciones que han estado ausentes en el manejo del equipo desde hace décadas.

La realidad sin embargo, es diferente: el Puebla seguirá la prostituta de ocasión del grupo político hegemónico actual, quien tiene ya listos a sus nuevos testaferros que se vestirán de superhéroes ante la opinión pública y venderán que lo arriesgan todo para mantener el futbol de “primer nivel” en la plaza.

Otra farsa monumental.

El círculo vicioso se repite obsesivamente y no tiene para cuándo terminar.

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