24-04-2024 08:01:47 PM

Se incendia el traspatio

Por Jesús Manuel Hernández

No porque los llamados medios masivos de comunicación oculten la información de los hechos violentos en la Sierra Norte de Puebla donde miles de ciudadanos han visto afectados su patrimonio, su vida, su seguridad, su dignidad, signifique no pasa nada en Puebla al final de este sexenio.

El silencio ha sido ominoso, reprobable, ocultar la verdad también es complicidad, y en ese costal caben muchas de las empresas de comunicación en la entidad, más animadas por el festejo de lo banal.

Ocultar la realidad que viven los serranos ha derivado en las repetidas denuncias de las organizaciones no gubernamentales que buscan canalizar su información a través de los medios informales, las redes sociales y los medios nacionales que no están cooptados por el Estado.

Dicen que en la zona de Cuetzalan se vive un “terrorismo de Estado” donde impera la delincuencia organizada y protegida; los asaltos a instituciones públicas y privadas, al transporte, a comerciantes e incluso suman 16 los homicidios registrados en las últimas semanas.

Los denunciantes señalan que las armas utilizadas en los actos de violencia en la Sierra de Puebla son de uso exclusivo del ejército, lo que genera aún más alarma.

Pero no se trata de una serie de hechos delictivos del orden común, de la delincuencia organizada. Los denunciantes, miembros del Centro de Estudios Ecuménicos y del Consejo Tiyat Tlali, entre otros, advierten que los actos son ejecutados por grupos paramilitares que intentan desactivar los movimientos de los pueblos para defender el territorio donde habitan indígenas que buscan la autodeterminación y el uso de costumbres en su forma de gobierno y de la tierra.

O sea, los quejosos están en contra de las obras de explotación minera concesionada a una empresa canadiense y a la colocación de torres de alta tensión de la CFE.

El tema no es nuevo, la zona lleva años con esas protestas y también con las amenazas y ejecuciones de líderes sociales.

El problema ahora, es que de pronto se abre un vacío donde nadie se hace responsable del mando por la transición cuyos actores están más entusiasmados, preocupados, y dedicados a despedir al que se va y ganarse la voluntad del que viene.

El escenario se antoja para que junto con las evaluaciones a los resultados del sexenio que han sido propuestas por académicos de la Ibero Puebla y de la Buap, de pronto en unos pocos días Puebla enfrente un ambiente que puede dejar al descubierto que el tan cacareado éxito está detenido con alfileres.

O por lo menos así me lo parece.

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