26-04-2024 12:05:41 PM

La pugna por el PRD

Por: Valentín Varillas

La disputa de grupos por el control del Partido de la Revolución Democrática, una vez que Agustín Basave anunció su salida de la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional, se dará bajo la lógica de la elección presidencial del 2018 y se centrará en una disyuntiva muy clara: aliarse o no aliarse con otras fuerzas políticas para enfrentar de mejor manera ese proceso, fundamental para la supervivencia del partido.

Del lado de los “no aliancistas”, corriente todavía mayoritaria a pesar de los resultados obtenidos en las elecciones estatales de hace un par de semanas, se perfilan como probables contendientes el eterno Pablo Gómez Álvarez, exsenador y quien ya fue dirigente interino del partido, y Alejandra Barrales Magdaleno, actualmente Secretaria de Educación del gobierno de la Ciudad de México.

El primero llegaría con el apoyo de personajes como Héctor Miguel Bautista, líder de la corriente Alternativa Democrática Nacional, y el influyente senador Luis Sánchez Jiménez.

Gómez tendría también amarrado un acuerdo con el poblano Luis Miguel Barbosa en el sentido de apoyar su llegada a la dirigencia nacional a cambio de abonarle el camino rumbo a la candidatura al gobierno del estado.

Mojica, por cierto, tiene ya una promesa de apoyo por parte del grupo de perredistas que controla el gobernador Moreno Valle y que encabeza el diputado federal Luis Maldonado Venegas.

Además del propio Jesús Ortega, a este proyecto se sumarían Guadalupe Acosta Naranjo y su grupo, Alejandro Sánchez Camacho, Secretario de Acción Política; el líder de la bancada perredista en la Cámara de Diputados, Francisco Martínez Neri, y los senadores Zoé Robledo y Armando Ríos Piter, este último, un plan B en caso de que fracase el intento por imponer a Beatriz Mojica.

Inclusive, existe un tercer grupo, menor todavía en número, que encabeza el exgobernador de Michoacán, Leonel Godoy, que propone una alianza con Andrés Manuel López Obrador y su Movimiento de Regeneración Nacional.

Lo interesante de lo anterior, son las implicaciones que este reacomodo de grupos tendría para el partido en Puebla y para el proyecto presidencial del gobernador Moreno Valle.

Los perredistas poblanos “anti-moreno valle” juran tener una estrategia para no perder el control del partido pase lo que pase.

Intentan mantener a como dé lugar a Socorro Quezada hasta el 2018 a través de dos vías:

La primera pasa por el triunfo del “no aliancismo”.

La segunda se centra en el apoyo del senador Luis Miguel Barbosa y la defensa heroica de la cláusula que establece que la actual lideresa del partido en Puebla, termina oficialmente su mandato hasta el 2018.

Viene el canibalismo izquierdoso puro, otra vez

Se valen apuestas.

okvale

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