Por Alejandro Mondragón
La mala noticia para el gobernador Rafael Moreno Valle en la jornada electoral es que todos en el PAN ganaron.
Por supuesto, él.
Pero también El Yunque nacional y poblano que operó en Quinta Roo con el ex alcalde Eduardo Rivera y el ex líder estatal panista, Rafael Micalco. Carlos Joaquín, quien curiosamente rompió con el PRI, gracias a los lazos de familia con Moreno Valle, nunca lo recibió en la playa, salvo los contactos con Eukid Castañón y los apoyos aéreos de Armando Prida y Santos Zanella.
En Veracruz, el góber se la jugó con Héctor Yunes, en esa alianza que traía con el impresentable mandatario Javier Duarte. Miguel Ángel, el panista que recibió cualquier tipo de ataque desde el noticiero estelar de Televisa hasta la vulgar campaña área de espectaculares, lo calificó de traidor. Sólo Margarita y Ricardo Anaya lo apoyaron sin cortapisas.
En Puebla nunca tuvieron permiso de entrar ni Margarita ni Anaya. El triunfo de Tony Gali se lo adjudica Moreno Valle, aunque el Tripack crea que se la deben. El aislamiento panista pasará factura en la era del hoy ganador de las elecciones locales.
En Aguascalientes, desde que el candidato del góber poblano, José Antonio Martín del Campo, alcalde de la ciudad capital, perdió la interna blanquiazul, se olvidó del senador Martín Orozco Sandoval, quien dio la campanada.
En Tamaulipas, el candidato Javier García Cabeza de Vaca fue el panista vencedor con la mayor diferencia porcentual en la elección. Al único que respaldó Moreno Valle, tanto que después de su visita se le señaló del envío de despensas del DIF estatal. Tampoco fue el góber de Puebla el único presidenciable que acudió. Llegaron Anaya y Margarita.
En Durango, curiosamente fue candidato uno de los más cercanos al mandatario poblano, pero algo pasó que jamás lo visitó. Quizá José Rosas Aispuro fue de los que más se opuso a que Rafael Moreno Valle reventara las alianzas con el PRD, luego del rechazo de este partido a formar parte de la coalición de Gali.
Y en Chihuahua, Moreno Valle jamás fue invitado a la campaña de Javier Corral, quien rompió todos los pronósticos y se convirtió en gobernador. Aquí, dejaron a un lado los egos: Gustavo Madero, Ricardo Anaya, Santiago Creel, los Calderón. Hasta los amigos del PRD del góber se unieron: Los Galileos, Acosta Naranjo y Belauzarán. Todos se sumaron, menos el poblano.
De los siete triunfos panistas, uno imputable directamente a Moreno Valle que fue el suyo, Puebla, donde no dejó entrar a nadie.
El punto es que sí salió derrotado en un estado, donde mandó operadores: Oaxaca. Diódoro Carrasco, su secretario General de Gobierno, se lanzó a la yugular de los Murat con golpes hacia el junior candidato Alejandro, quien ganó la elección.
Y en Tlaxcala, la senadora Adriana Dávila sostiene que Moreno Valle jugó al revés: a favor de la candidata del PRD, Lorena Cuéllar, por la vía del ex consejero electoral, Víctor Cánovas, quien de panista terminó de perredista derrotado.
Así, la mala noticia para el gobernador poblano es que el triunfo en 7 estados para el PAN frente al PRI de su aliado Enrique Peña Nieto blinda a Ricardo Anaya de cualquier ataque para removerlo del cargo.
La victoria lo fortalece, pero también sus enemigos internos ganan, en particular El Yunque y Margarita Zavala.
Ahora, seis de las 7 victorias se lograron con el aparato priista en contra; es decir, presupuesto, medios y la fuerza del Estado. En la que ganó Moreno Valle, Puebla, él encarnó al mandatario anti-opositor.
En Puebla, Moreno Valle no necesitó al PAN de Anaya para ganar, pero en otras seis entidades ese panismo tampoco requirió de los oficios del poblano.
A replantear la estrategia, porque cuando todos ganan, todos quieren.
La ola azul se volvió tsunami: El PAN ya tenía las dos Baja California con Kiko Vega y Carlos Mendoza Davis; Guanajuato con Miguel Márquez; Puebla con Moreno Valle; y Querétaro con Pancho Domínguez. De cinco pasará a 11, casi la mitad del país.
Acción Nacional no necesita necesariamente de alianzas para ganar. En Tamaulipas, Aguascalientes y Chihuahua se enfrentó solo a todo el aparato priista.
Margarita se posiciona a la candidatura presidencial, mientras que Ricardo Anaya bien podría lanzarse a la CDMX.
