19-04-2024 01:10:54 PM

RMV, ausente en la guerra sucia

Por: Valentín Varillas

Ahora que Manlio Fabio Beltrones tiene ya el control absoluto de la campaña de Blanca Alcalá, la lógica elemental indicaría que el gobernador Moreno Valle se convirtiera el principal receptor de los ataques que se manejen en los mensajes y la publicidad de la candidata del PRI.

No ha sido así en los más de 10 días de esta “nueva etapa”.

Si bien han existido señalamientos generales a políticas públicas “polémicas” aprobadas en lo que va de este sexenio como la privatización del agua, el manejo de las finanzas públicas, la falta de libertades, el recurrente encarcelamiento de opositores, las muertes violentas de mujeres en el estado y un larguísimo etcétera, hasta el momento no hemos visto por parte de la candidata priista una sola referencia directa, con nombre y apellido, al responsable de todo lo anterior.

La figura de Moreno Valle en la campaña priista ha sido como la de aquel fantasma cuya presencia todos sienten, pero que nadie se atreve a señalar.

Inauguración de Casa de Justicia en Tehuacán

La duda surge porque, en teoría, la parte medular de la estrategia diseñada por Manlio y sus asesores consistía en el lanzamiento de ataques frontales y directos en contra de la figura del mandatario poblano.

Sin medias tintas y sin ambigüedades.

La justificación de lo anterior era que, en el presupuesto electoral del PRI en lo que a Puebla se refiere, resultaba mucho más rentable atacar a la figura del gobernador que la de su candidato.

En teoría, en el estado se iba a repetir la misma estrategia utilizada en Sonora, en donde el entonces mandatario, Guillermo Padrés, fue la figura principal de la campaña de la priista Claudia Pavlovich.

A través de señalamientos directos y sin ambigüedades al mandatario panista, el PRI pudo recuperar un estado que había perdido en el 2009 y en donde electoralmente parecía estar en la lona después del escándalo de la guardería ABC.

A Javier Gándara, el candidato del PAN, prácticamente ni lo pelaron en la campaña.

Aseguraban que no valía la pena gastar “misiles” en él, cuando lo que realmente impactaba en el electorado potencial era la descalificación del gobernador.

Padrés enfrenta hoy sendos procesos legales ante la PGR, acusado de enriquecerse con los recursos del erario sonorense.

Aquí, hasta el momento, todo ha sido al revés.

Quien ha sido el objetivo central de los ataques priistas ha sido el candidato Tony Gali y su familia, modificando el supuesto núcleo central del diseño de la campaña original, propuesto por el propio Beltrones.

Raro, muy raro.

¿Qué pasó en Puebla?

¿Acaso en el relevo en el manejo de la campaña existió otra negociación?

¿Y si se puso sobre la mesa el darle el control total a Manlio Fabio a cambio de no meterse a fondo contra Rafael Moreno Valle?

Los cuestionamientos no parecen descabellados.

La magníficas relaciones del gobernador poblano con funcionarios federales como José Antonio Meade, Gerardo Ruiz Esparza, José Narro, Claudia Ruiz Massieu o Enrique de la Madrid pudieron haber pesado.

Es más, hay quienes aseguran que en esa lista tendrían que aparecer también, en primerísimos lugares, Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray.

¿Será?

Lo cierto es que, los operadores de la campaña panista enarbolaron innecesariamente la bandera del ataque y la descalificación, tal vez con la seguridad de que Moreno Valle saldría ileso de la guerra sucia.

Llama también la atención el hecho de que, personajes del autodenominado “morenovallismo puro”, no ven con tal malos ojos la madriza en contra del candidato del PAN y en corto, muy corto, inclusive la celebran.

Cosas de la política.

okvale

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