26-04-2024 05:45:17 AM

Gali y Alcalá, guerra sucia sin ideas

Por: Juan Manuel Mecinas

Las propuestas suelen ser escasas en periodos electorales. Los eslóganes, los mensajes para atacar al adversario o para fijar agenda suelen ser más poderosos, pero el necesario uso de mensajes atractivos no está peleado con proponer estrategias, iniciativas, políticas públicas o acciones de gobierno que el candidato pretende realizar.

Los candidatos a la gubernatura de Puebla ignoran este último aspecto (o eso parece).

Después de casi diez días desde que dejaron sus respectivos cargos, tanto Blanca Alcalá como Antonio Gali han sido omisos en sus propuestas de gobierno.

Su campaña se reduce a ver quién ataca mejor al otro.

Tony quiere continuar con la transformación de Puebla y que no vuelva “el pasado”, dando por sentado que su jefe transformó el Estado, que el votante está de acuerdo con todos los aspectos de esa hipotética transformación y que el pasado se fue –ese es el verdadero meollo, porque queda la duda si “el pasado” verdaderamente desapareció.

Sin embargo, Gali no explica qué política concreta continuaría, asumiendo que esa transformación es un paquete inmutable e inmejorable, porque si fuera digno de mejora tendría que exponer de qué forma perfeccionaría la hipotética transformación iniciada por su jefe y mentor.

Por su parte, Alcalá se pasó la primera semana de pre-campaña tratando de negar su relación con Mario Marín (lo cual es poco creíble), y ha tratado de organizar un equipo en el que no queda claro quién fija el mensaje, cómo se fija, quién organiza la campaña e incluso quién lo conforma.

Ha trascendido que su yerno quiere jugar un papel primordial, cuando la realidad lo retrata como el “esposo de la hija de la candidata”, un personaje menor y sin la capacidad para liderar la organización de una campaña que pueda derrotar a una maquinaria aceitada como la de Tony Gali.

Blanca afirma que va a recuperar Puebla y a atender a quienes han sido olvidados. ¿Recuperarla para qué y para quién? ¿Atender a los olvidados significa también volver a beneficiar a quienes se enriquecieron con los gobiernos priistas de antaño? ¿Recuperarla para el PRI? ¿Los olvidados son los mismos que eran pobres cuando el PRI gobernaba el Estado o piensa que todos aparecieron con Moreno Valle?

Gali y Alcalá entienden la campaña como una guerra sucia, cuando en realidad ésta es solo un instrumento en aquella. La disyuntiva entre buenos y malos, pintos y colorados, impolutos y corruptos se vuelve a presentar en Puebla, aunque hoy no sabemos quién milita en cada uno de los bandos.

Puebla necesita más soluciones y menos divisiones, y el espectáculo que estamos presenciando es inútil porque dará a Gali o a Alcalá acceso al poder, pero, en cualquier caso, no se sabe bien a bien para qué.

abajomecinas

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