Por: Rodolfo Rivera Pacheco
La inclusión de la Sra. Martha Erika Alonso de Moreno Valle en el Comité Directivo Estatal del PAN en Puebla debe verse desde tres perspectivas diferentes, pero también convergentes.
La primera, que significa que el Gobernador poblano siempre ha tenido planes para encumbrar a su esposa en cargos políticos importantes. Incluirla en la dirigencia panista de Puebla puede perfilarla para una candidatura a la Gubernatura en 2018… pero también para una Senaduría o hasta para una Diputación federal. Creo que esos son los verdaderos planes morenovallistas y conociendo al mandatario estatal, no creo que arriesgue su propia carrera presidencial dando un mensaje negativo a la ciudadanía de pretender establecer una dinastía gobernante. Varios lo han intentado en México y a nadie le ha funcionado.
La gente aborrece esas intentonas de dejar a una esposa como sucesora en una Gubernatura. Las rechaza, por mucho que esa figura tenga una buena imagen o sea una buena persona, lo cual por cierto, también es lógico, pues cuenta con un amplio presupuesto para hacer obras que agraden al pueblo jodido. En el momento de entrarle a una contienda política, ese bondadoso personaje se convierte en un político más que busca el poder y eso la ciudadanía lo sabe. Ahí pierden su encanto las esposas de los gobernantes.
Y aún con todo, Rafael Moreno Valle sí puede intentar que su esposa lo suceda. En 2018… o en 2016. Acuérdense.
Pero el segundo mensaje que debemos leer con el nuevo cargo partidista de la esposa del Gobernador es que éste ya no tiene personajes de su grupo lo suficientemente importantes o inteligentes para perfilarlos para cargos de peso. O bien ya no tiene confianza en nadie más que en su propia consorte para dirigir el partido en Puebla y para operar las candidaturas que vienen. La de él mismo a la Presidencia de la República y quizás la de ella para otro cargo estatal.
¿A dónde quedaron todos los demás personajes de confianza de Moreno Valle?
Unos olvidados (sobre todo los que perdieron elecciones), otros medio exiliados de Puebla (dizque se fueron de Diputados federales a encabezar Comisiones de asuntos sin importancia), otros enojados entre ellos y los demás obedeciendo con la cabeza agachada todo lo que les ordena el jefe. Así de simple.
El hecho es que al día de hoy, ya no hay políticos panistas de estatura para encabezar su partido en Puebla. Porque también todos sabemos que el pobre muchacho ese de Giles no será más que un empleado de tercer nivel para el Gobernador y su esposa. Igual que lo fue siempre Rafael Micalco, aunque ahora que le dieron una patada en el trasero ande pantereando independencia, cuando siempre fue un sumiso y obediente empleado que siempre aguantó órdenes y gritos de su otrora Jefe.
Y tercero. Hay preocupación evidente en el Cuarto de Guerra encabezado por el Gobernador poblano. Las últimas semanas no han sido del todo positivas para sus planes estatales y presidenciales. En Puebla su candidato a la minigubernatura nomás no levanta. Las opiniones negativas aumentan por todos lados y no bajan a Tony Gali de ser un simple empleado del Gobernador, que no ha hecho nada como Alcalde, que sus obras estuvieron mal hechas y un largo etcétera.
Las últimas encuestas han puesto los pelos de punta al Gobernador. Sabe perfectamente que su candidato puede perder y si eso ocurre, sus planes presidenciales pueden irse a la basura. Repito, las últimas mediciones (vaya, de ayer) demuestran que Gali bien puede perder ante los mejores perfiles del PRI que no son otros que Blanca Alcalá y Enrique Dóger.
Lo sé, lo saben, lo sabemos.
Pero además, me cuentan que ahora sí, que finalmente, que más vale tarde que nunca, en el PRI nacional y en Los Pinos, ha llegado la hora del rompimiento con el otrora aliado poblano. Que en su momento Moreno Valle fue un importante interlocutor con el panismo para sacar adelante reformas y obras públicas de amigos empresarios mutuos, pero que el reloj electoral llegó a la hora marcada y ahora cada quién tendrá que marchar por su lado. No es nada personal, solo negocios, Michel Corleone dixit.
Entonces, con un candidato que no despunta en el ánimo popular (ni en la capital ni en el Estado), con un gobierno federal que ahora sí será adversario, con un ánimo contrario al PAN en todo el país, sin alianzas seguras (Nueva Alianza irá con el PRI en la próxima elección federal y en Puebla muy probablemente y con un PRD desprestigiado y en la lona en Puebla y todo el país) y con un PRI dispuesto a todo con tal de recuperar bastiones de votos en el país como lo es el Estado Puebla… sí que se han prendido los focos rojos en el War Room de Casa Puebla.
Pero que los priístas poblanos no se aloquen. En Casa Puebla siempre operan mejor con escenarios adversos. Lo hemos visto una y otra vez.
RÉPLICA
