29-03-2024 01:57:45 AM

Investigadores descubren proteínas inmunogénicas para el tratamiento del cáncer gástrico

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Si bien existe una tendencia decreciente en la mayoría de los países, en México la incidencia del cáncer de estómago no ha disminuido y hoy representa la segunda causa de mortalidad por tumores malignos. Un paso importante han dado los doctores María Alicia Díaz y Orea y Eduardo Gómez Conde, de la Facultad de Medicina de la BUAP, quienes han identificado proteínas inmunogénicas, para un diagnóstico temprano y tratamiento contra este mal.

El cáncer de estómago o cáncer gástrico, asimismo, ocupa el cuarto lugar en incidencia entre los diferentes tipos de tumores malignos. Tal padecimiento ocurría, mayoritariamente,  entre la población mayor de 40 años; sin embargo,  hoy es cada vez más frecuente entre jóvenes, de aquí la relevancia de avanzar en la investigación para un diagnóstico oportuno.

buapadentroCon el título “Identificación y evaluación in vitro de proteínas inmunogénicas secretadas por células tumorales, obtenidas de biopsias incisionales gástricas de pacientes con adenocarcinoma gástrico, para ser utilizadas en el diagnóstico y terapéutica”, los doctores Díaz y Orea y Gómez Conde solicitaron el registro de la patente respectiva, ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), donde quedó asentada con el número MX2013005114.

Se trata de antígenos de secreción (proteínas), obtenidas del cultivo de células tumorales gástricas, útiles para el tratamiento y diagnóstico de pacientes con adenocarcinoma gástrico.

Tras más de dos años de estudio y experimentación, las pruebas de laboratorio, realizadas por los doctores Díaz y Orea y Gómez Conde hoy permiten garantizar la efectividad en el diagnóstico oportuno del cáncer gástrico, y con avances alentadores en el tratamiento y cura de este mal.

Todos los organismos cuentan con un sistema de inmunovigilancia, que identifica y destruye a tiempo células infectas por virus y células tumorales. En el caso de los pacientes con cáncer gástrico, en cambio, generalmente tienen diferentes tipos de inmunosupresión, es decir una respuesta inmunológica muy baja que evita que el organismo reconozca a las células tumorales y las destruya.

Las células tumorales son como cualquier parásito: liberan al medio ambiente proteínas que van a proteger y proteínas que van a facilitar la invasión del paciente. Estas últimas actúan sobre las moléculas de superficie o sobre las cadenas de los receptores del linfocito T -célula central del Sistema Inmunológico-, inactivándolo y facilitando la invasión y metástasis tumoral, explica Díaz y Orea, doctora en Ciencias Biológicas, en el área de Inmunología, por la UNAM.

Desde su laboratorio, de Inmunología Experimental en la Facultad de Medicina de la BUAP, en el cual colaboran además estudiantes de licenciatura y maestría, estudia estas proteínas que liberan las células tumorales, a través de fragmentos de tumores de pacientes con cáncer gástrico que entran a cirugía, y que son proporcionados por el cirujano.

“Con esos pedacitos de tumor nosotros hacemos un cultivo primario; empezamos a obtener los sobrenadantes (medio de cultivo), para ver las diferentes proteínas que libera el tumor en el transcurso del tiempo. En estos sobrenadantes determinamos el perfil proteico por electroforesis en geles, para ver cuántas proteínas tenemos; es decir, cuántas proteínas liberó el tumor”, abundó.

Posteriormente, “con sueros de los pacientes, por medio de inmunoelectrotransferencia determinamos si esos sueros de pacientes reconocen a alguna proteína; si la reconocen indica que el paciente produjo anticuerpos en contra de una de esas proteínas”, agregó.

En esa fase de experimentación han identificado seis proteínas, de las cuales los pacientes con adenocarcinoma gástrico, tanto de tipo difuso como intestinal, reconocen a cuatro.

Las proteínas que nombraron como CAG-1 y CAG-5 (de cáncer gástrico) son reconocidas por el 75 por ciento de los pacientes con adenocarcinoma gástrico, y la CAG-6 por el 62.5 por ciento, lo que indica que son propias del tumor. Mientras que las proteínas restantes, son reconocidas tanto por los llamados pacientes problema (con cáncer gástrico), como por los controles (sanos), lo que revela que se trata de una proteína normal.

A partir de estos resultados, los investigadores han desarrollado anticuerpos policlonales contra esas proteínas, con el fin de verificar si estas proteínas son antígenas de superficie de la célula tumoral, o si fueron liberadas por la célula tumoral durante su cultivo.

“Hemos visto ya algunas que reconocen específicamente al cáncer gástrico tipo difuso, el más maligno, y con esta proteína nosotros podemos realizar una prueba de detección temprana, que se haría de rutina a los pacientes que lleguen con una gastritis crónica y bajo peso, dolores de estómago, eructos frecuentes, etcétera. De este modo, podríamos diagnosticar a tiempo al paciente que tiene cáncer gástrico y atenderlo oportunamente”, señaló Díaz y Orea.

Tal trabajo de investigación hoy cuenta con pequeños tumores muestra y anticuerpos contra las proteínas CAG-1, CAG-5 y CAG-6, liberadas por aquellos y que son reconocidas por el paciente.

En el Laboratorio de Inmunología Experimental, de la Facultad de Medicina de la BUAP, han probado si estas tres proteínas en vivo inducen una citotoxicidad celular debido a anticuerpos.

¿Qué es lo que hacemos?, pregunta Díaz y Orea. Y responde: “Utilizamos ratones en el laboratorio, a los cuales inmunosuprimimos, precisamente para que no actúe su respuesta inmunológica. A estos ratones les hacemos un implante del tumor y los empezamos a tratar con los anticuerpos que tenemos contra las diferentes proteínas. Si estos anticuerpos reconocen al tumor se van a pegar y van a activar a células citotóxicas y al complemento, e inducir una citotoxicidad celular de vida anticuerpos, con lo que destruyen la célula tumoral, al tumor”.

Este experimento ha dado resultados alentadores. Hasta el momento, la terapia por medio de las proteínas que se han probado ha sido positiva, ya que destruye los tumores que han sido implantados.

Esto, dijo Díaz y Orea, es el principio. “Tenemos que hacer más experimentos, para probar su efectividad en el tratamiento del cáncer gástrico, tipo difuso, que representa el más agresivo. Sin embargo, afirma, “estamos muy cerca de asegurar: esta es la proteína más inmunogénica, esta es la que tenemos que utilizar en el tratamiento y esta en el diagnóstico. En el tratamiento, incluso, pensamos preparar anticuerpos monoclonales para que sean específicamente en contra de una proteína determinada”.

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