El cambio de nombre al Plan Puebla Panamá por el de Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica o Proyecto Mesoamérica no sólo se pretende el relanzamiento del mismo sino, básicamente, presentar un bloque anti-Hugo Chávez con su Alternativa Bolivariana par las Américas (ASLBA), y también un contrapeso al Mercosur. Aunque, de todos modos prevalece la falta de una estrategia para lograr la inversión internacional.
Después de analizarlo en la reunión de abril pasado en Campeche, los países involucrados, sobre todo México, optaron por resucitar el otrora PPP, tratar de concretar programas y compromisos de los involucrados, principalmente, y darle un carácter más integrador, de ahí el cambio de nombre.
El PPP fue lanzado sin objetivos claros y concretos durante la administración de Fox, y desde un principio fue objeto de críticas, fundamentalmente porque obedece a los intereses de las farmacéuticas estadounidenses para llevar a cabo el saqueo genético de las reservas naturales de esa región, además de que el vecino del norte también está interesado en todo los recursos naturales que ahí existen (agua, petróleo y bosques).
Desde que se propuso fueron varias las reuniones y los pronunciamientos hechos. Aquí en Puebla se aseguraba que el PPP sería “la punta de lanza” para la entidad y que era además el estado fungiría como la cabeza para lograr el desarrollo de la región sur-sureste del país hasta Centroamérica.
Casi nada se avanzó, el famoso plan quedó más que enterrado y sujeto a controversias y confusiones, sobre todo cuando durante el gobierno de Fox se dijo que sería el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y México quienes apoyarían financieramente dicho plan, a lo cual el Banco Mundial señaló que no tenía recursos para ello; finalmente se aceptó que cualquier proyecto dentro del citado Plan debería ser respaldado con recursos privados y de organismos interesados, sean de la región o internacionales.
Con todo, se anunciaron varios proyectos para la región, casi todos relacionados con la energía eléctrica y carreteras; incluso, uno de los últimos grandes proyectos anunciados fue la construcción de una refinería en algún país de América Central y que operaría con el petróleo que México enviaría. Pero, este proyecto también sufrió radicales modificaciones de los 230 mil barriles diarios que había prometido Fox para abastecer la refinería, Calderón aseguró que sólo serían 80 mil, lo cual restaba impulso al proyecto.
La refinería no ha sido desechada, se supone que antes de que concluya este año se deberá definir qué país será el receptor de dicha obra y por consiguiente se lanzará la licitación internacional.
Pero de igual forma, el PPP en su conjunto quedó estancado, pues no se contaba con una estrategia concreta e incluyente.
Y este fin de semana en Villahermosa, Tabasco, los mandatarios de las naciones centroamericanas, México y Colombia acordaron rebautizar el Plan, con el propósito de que ya no se le asocie al rechazo que desde un principio generó, pero en primer lugar para darle fuerza a un plan de trabajo que sirva de contrapeso a la propuesta chavista y al Mercosur.
Contra el primero por toda la carga ideológica y económica que implica el régimen del venezolano Hugo Chávez, y seguir manejándolo como PPP daría pauta a constantes críticas por la relación que se haría con Estados Unidos.
Fue a propuesta de Felipe Calderón que se dio el cambio de nombre, el relanzamiento del proyecto con el propósito de darle una orientación más integradora y que constituya el medio para el desarrollo de las nueve naciones involucradas. A partir de las obras de infraestructura y de atención a los servicios básicos se podrán fortalecer cada uno de los países, al tiempo que estrechan sus relaciones economico-comerciales.
En la medida en que se maneje como un Plan Mesoamericano aminorará la carga ideológica, además porque se ha incorporado a Colombia, y Ecuador y República Dominicana están interesados en participar como observadores del mismo plan, lo que da una mayor apertura y, dicen algunos analistas, posibilidades de cooperación más sólida para la región.
Nada de petróleo ni dinero
Además del cambio estratégico de nombre, en la Declaración de Villahermosa, los jefes de Estado de los países involucrados no incluyeron el tema del petróleo y mucho menos los mecanismos de inversión y financiamiento para los proyectos de obras que involucran.
Aunque, se presentaron algunas novedades como el Programa de Vivienda y el de Salud Mesoamericano. En el primero participarán las principales constructoras mexicanas para edificar casas de interés social en las naciones de Centroamérica (con el esquema de Infonavit), donde México financiará hasta 50 mil casas con un fondo de 33 millones de dólares.
Y en materia de salud, también México apoyará, entre otros aspectos, las compras consolidadas de vacunas y de medicamentos para que sean vendidos a bajo costo a la población.
Sólo se hizo el compromiso de “analizar” lo referente a la producción de biocomubstible sin que involucre el uso directo de alimentos; al tiempo alentar la construcción de plantas para pequeños productores de biocombustibles en los países de la región que así lo deseen.
Los cierto es que el ahora llamado Proyecto Mesoamérica pretende alejar toda crítica u objeción como la tuvo el PPP, y abocarse a aspectos más concretos e inmediatos, toda vez que aún falta mucho por hacer para aterrizar las innumerables acciones que pretenden los países para integrarse, al tiempo que carecen de una estrategia para atraer la inversión internacional ya sea de particulares o de organismos.
Además que los gobiernos, empezando por el de México, no muestran interés en involucrar directamente a la sociedad civil, y el diálogo con el sector privado de los respectivos países aún no es formal.
Así, a iniciativa de Calderón quedó enterrado otro de los programas foxistas, a ver cuánto se logra avanzar con el rebautizado proyecto, el cual por supuesto llevará varios años para que dé resultados concretos en las nueve naciones involucradas.
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